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En el Año Europeo del Ferrocarril, la red española sigue mostrando contradicciones. El avance de la alta velocidad constrasta con el abandono de estaciones y la pérdida de trenes regionales que aíslan a municipios de la España vaciada.

 

 

 

Las protestas de los vecinos afectados, trabajadores y estudiantes, que son los principales usuarios ha hecho mantener algunos trayectos, pero otros languidecen, junto a estaciones que en su día fueron el centro de la industrialización y en las que hoy apenas paran trenes.

 

 

Aragón forma parte de la España que pierde población, que además se encuentra muy dispersa en un vasto territorio. El ferrocarril ha sido uno de los elementos vertebradores, que en los últimos años ha dejado de llegar a algunos pequeños municipios. Sin viajeros se pierden conexiones y sin ellas, población e inversiones.

 

Este es un viaje por el medio rural que no quiere perder su tren.

 

  

 

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